Este es un tema que siempre ha traído controversias entre las denominaciones cristianas.
Una de las principales objeciones es que los niños no tienen suficiente conciencia para arrepentirse de los pecados, que ellos todavía no tienen libertad para decidir, etc., etc.
Antes de desarrollar el tema es necesario aclarar que el bautismo de Juan, no es lo mismo que el bautismo cristiano. El bautismo de Juan llamaba al arrepentimiento, a la confesión de los pecados y a un cambio de vida. Juan estaba preparando el camino del Señor.
Jesús mismo se hizo bautizar a pesar de que Él no tenía pecado y no tenía nada de que arrepentirse.
Mt 3:11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Jesús después de resucitado mandó a sus discípulos a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En otra parte de la Biblia Jesús dice: "... en verdad os digo, el que no nace del agua y del Espíritu Santo, no entrará al reino de los Cielos..."
Por el bautismo somos injertados en el cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Por el bautismo somo adoptadospor el Padre en Cristo-Jesús. Por el bautismo empezamos a ser cristianos.
«¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos a Cristo Jesús, tenemos parte con El en su muerte al ser bautizados? Así pues, por medio del bautismo fuimos enterrados junto con Cristo y estuvimos muertos, para ser resucitados y vivir una vida nueva» (Rom. 6, 3-5).
Pero veamos que nos dice la Biblia al respecto.
En la carta a los Corintios el Apóstol Pablo dice: «También bauticé a la familia de Estéfanas» (1 Cor. 1, 16), y se supone que en una familia hay niños.
En los Hechos de los Apóstoles, Pablo nos narra cómo él bautizó en la ciudad de Filipos a una señora, llamada Lidia, «con toda su familia» (Hech. 16, 15).
Y refiriéndose al carcelero de Filipos, también dice: «Recibió el bautismo él y todos los suyos» (Hech. 16, 33).
En ninguna parte la Biblia prohibe bautizar a los niños.
No debemos pensar que Dios comienza a amarnos una vez que hemos manifestado conscientemente nuestro amor y nuestra fe en El.
El amor de Dios es anterior a nuestra iniciativa de amar: «Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieses te había consagrado» (Jer. 1, 4-5); (Is. 49, 1).
«En esto está el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó primero» (1Jn 4, 19).
Por estos motivos y por muchos más, la Iglesia Católica realiza la práctica de bautizar a los niños. Que mejor que iniciar a los niños en el cristianismo desde una edad tan temprana.
Ahora bien, cuando la Iglesia bautiza a los niños chicos, expresa con ello la convicción de que ser cristiano significa ante todo un don gratuito de Dios. Dios nos ama antes de que nosotros hagamos cualquier cosa por El.
Entendiendo así las cosas, el bautizar a los niños es auténticamente bíblico y manifiesta la gratuidad del amor de Dios que rodea toda nuestra vida.
Pensar que Dios se comunica solamente por medio de una fe consciente sería limitar el poder de Dios.
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